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Desempolvando espacios.

  • Foto del escritor: MonMtz
    MonMtz
  • 9 nov 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 13 dic 2019

...Empezando con este. Hace poquito más de dos meses que no escribo nada. Siempre lo tengo en mente pero se me fueron yendo los días y las ideas que iba teniendo para los posts acababan por no convencerme. Así que, aquí estoy otra vez, desempolvando este blog. Da la bonita coincidencia que hoy es sábado y los sábados son días de limpieza del taller: desmanchar, sacudir, barrer, trapear, sacar la basura... deshacerme de todo el desastre de la semana para empezar bien la próxima. Terminé temprano y me pareció que sería un buen ejercicio hacer lo mismo aquí, sacudirme la desidia y deshacerme de todo el desastre mental del último par de meses como mejor lo sé hacer.


Un día de taller con todo mi desastre en el suelo.

Han cambiado muchas cosas en este tiempo. Para empezar, el taller ya está funcionando más en forma. Hicieron falta varios chinguesumadre y muchos topes en la cabeza pero empiezo a agarrar confianza y a emocionarme con todas las posibilidades. Las prioridades ya no son las mismas; es impresionante cómo se puede cambiar de perspectiva tan rápido. Claro, hay cosas que me está costando dejar ir pero al mismo tiempo son cosas que en este momento no me sirven de mucho. Lupe me dijo algo hace días que se me ha quedado bastante:


"Ya entraste en esto, ya no hay vuelta atrás."


Y me gustó cómo lo dijo porque sintetiza lo que ha sido el mundo de la cerámica para mí hasta ahora. No hay vuelta atrás, porque no hay material más noble, más terco, más maleable, más fascinante y más formativo. Cada vez me convenzo más de la idea del primer post que subí a este blog y entiendo las palabras de Liu.Xi: no soy yo quien moldea el barro, el barro me va moldeando a mí; toma mis malos hábitos, mi impaciencia, mi necedad, mi falta de cuidado, mi dificultad para mantener la calma, y me obliga a entender que no funciona así. El método no es nada compasivo, he tenido ganas de llorar, me he sentido una tonta, me he frustrado, hay momentos en los que quiero dejarlo todo de lado y buscar otro camino pero... ya no hay vuelta atrás.


Pero para no hacer otro post que redunde en muchas cosas de las que ya he hablado me gustaría recapitular algunas de las cosas que he aprendido estos días:


1. No me disgusta tanto como pensaba la producción en serie.

Hacer moldes es una friega y no es la parte más agradable del trabajo con la cerámica pero una vez que ves las posibilidades y el ritmo que se puede tener, se vuelve interesante. La producción en serie implica todo un proceso de diseño (básicamente lo que sé hacer jaja) y eso lo disfruto. No es mi forma preferida de trabajo pero ya hicimos las paces y creo que podemos hacer cosas muy chidas juntas.


2. La paciencia es clave.

Soy muy desesperada y cuando eso pasa me bloqueo y no tomo las mejores decisiones. Perdí mucho material por no esperar, no preguntar, no buscar otras soluciones cuando no sabía qué hacer. Me presiono mucho con los tiempos y siento que se me viene todo encima, ahí es cuando la cerámica me para en seco. Las decisiones precipitadas o las piezas terminadas a la carrera, generalmente tienden a no salir bien.


3. Los tiempos se calculan al doble.

Siempre hay cosas que pueden salir mal: se nubla, hace frío, perdiste tiempo porque la fórmula no salió y la tuviste que arreglar, el molde no se secó, etc... El problema es que a la cerámica no se la puede apresurar. Ella tiene sus propios tiempos y hay que respetarlos. Así que, a partir de ahora, el tiempo que calcule para un trabajo lo deberé dobletear y agregarle unos cuantos días más por si acaso 🙈.


4. La cerámica es impredecible. No hay que pensar en resultados sino en desafíos.

Lo que entra al horno, no es lo mismo que sale del horno. Un lote diferente del mismo material puede cambiar muchas cosas. Un gramo más a la fórmula y ya funciona como debería. Hay muchas variables cambiantes, y si bien la cerámica es ciencia y por medio de ella podemos entender cómo se comporta, los resultados siempre pueden acabar sorprendiendo. Por eso, no se piensa en el resultado final, sino en el desafío que implica y en lo que vamos a aprender con cada trabajo. Hacer lo posible por cuidar el proceso y dejarse sorprender por el resultado.


5. La buena organización cuenta MUCHO.

El tiempo apremia. Cada vez empiezo a entender mejor los procesos y a organizarme en cómo hacer las cosas. Dejar un espacio limpio puede ahorrar mucho tiempo y molestias para continuar con el trabajo al día siguiente. Preparar materiales en cierto momento para no interrumpir los tiempos de producción. Calcular los espacios de vaciado, reposo, secado, desmoldado, retoque para sacar el máximo provecho del día de trabajo. Definitivamente estas es otra de las cosas que más he tenido que trabajar.


Tal vez debería agregar un número 6: seguir escribiendo como parte de la rutina de trabajo y de crecimiento dentro de este mundo. Se sintió bastante bien estar de regreso en este espacio. Me haré al propósito de no dejarlo tan olvidado como lo hice. Vaya, hoy sí que fue un buen día de limpieza.



 
 
 

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