Diarios de Tapalpa: Los primeros días.
- MonMtz
- 22 ago 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 13 dic 2019
Pensé que tendría más tiempo de escribir pero no ha sido así. De todos modos no me quería quedar con ganas de hacerlo. Y bueno, ¿qué puedo decir? Todo ha sido increíble desde que llegué. La Escuela Nacional de Cerámica es un proyecto sin comparación. Uno no alcanza a entenderlo hasta que viene y lo vive, y cuando lo hace, quisiera que el tiempo no corriera tan rapido para hacer rendir cada minuto al máximo.
Siento el corazón lleno. Me tocó el grupo más increíble de compañeros: almas jóvenes y cálidas con historias interesantes que ya se empiezan a sentir como familia; una maestra en todo el sentido de la palabra , con una sensibilidad y entrega sin igual; un grupo de trabajo que coordina todo maravillosamente, nos recibe con brazos abiertos y hace sentir como en casa. Y sí a eso le sumamos el lugar, el clima, las conversaciones, las carcajadas, las reflexiones, la sensación de la pasta de porcelana entre las manos, el incienso que se quema mientras trabajamos, el té que compartimos, las desveladas colectivas, las horas invertidas jugando con pinceles y tinta china, la comida deliciosa... ¡uf!
Claro que tiene su parte compleja. El trabajo es arduo y la exigencia elevada. Ha habido momentos en los que me he sentido frustrada o insegura pero detrás de cada ejercicio siempre hay una enseñanza más grande. Siento que más que técnicas de trabajo, estoy aprendiendo una filosofía de vida. “La porcelana se ha encargado de ir borrando mis malos hábitos” dice liuxita (así nos pide la maestra que le llamemos) para ilustrar el nivel de perfección y dedicación al que quiere que aspiremos.
Podría escribir un montón de cosas de lo que hemos estado haciendo en el taller pero más que temperaturas de cocción y procesos para preparar pigmentos, me nace más escribir “qué felicidad”, “aquí es donde tenía que estar en este momento”, “qué fortuna vivir esta experiencia”, “qué orgullo formar parte de esto”, “cuánto agradezco esta oportunidad”.
Así, feliz de la vida, me dispongo a descansar por hoy. Mañana seguiremos trabajando duro y disfrutando esta aventura de azul y blanco.
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