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Los dioses del horno: la historia de Feng Huo Hsien.

  • Foto del escritor: MonMtz
    MonMtz
  • 1 abr 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 3 abr 2020

¡Hola! Espero te encuentres muy bien en estos días tan diferentes a lo que estamos acostumbrados. Te deseo que este tiempo te sea de mucho provecho para retomar cosas que muchas veces se nos olvidan en la rutina diaria. Yo estoy muy bien, muy emocionada, sobretodo por escribir este post, y es que hace unos días tuve la fortuna de encontrarme con un libro acerca de un tema que me daba mucha curiosidad desde hace ya un tiempo: los dioses de la quema.


Es inevitable separar los conceptos de cerámica y fuego (calor en su defecto, por aquello de los hornos eléctricos). Como ya sabes, o también en caso de que no, el barro debe pasar por un proceso de transformación física y química para que pueda convertiste en cerámica: el calor modifica su estructura de manera irreversible confiriéndole una mayor dureza y resistencia, así las piezas son utilizables. También es necesario este proceso para agregar los acabados finales: colores, vidriados, efectos.... Es por eso que una de las experiencias más satisfactorias como ceramista es el momento de abrir el horno para revelar el producto final. Sin embargo, en algunas ocasiones, y por una gran variedad de circunstancias, este momento se convierte en una tragedia en la que encontramos piezas agrietadas, piezas que estallaron, que tienen burbujas en su superficie o que se pegaron a las repisas.


Dios de la quema "Buddha", de Melissa Harris

Por esta razón no me sorprendió cuando escuché que existe una tradición en la que se moldean pequeñas figuras llamadas "dioses o guardianes de la quema" a los que se les coloca sobre o dentro del horno (incluso se les llega a hacer ofrendas) para que cuiden y aseguren las piezas que se encuentran dentro. ¿Qué padre, no? Para mí esto sólo termina de añadir más magia y misticismo a un mundo que ya me parecía completamente místico y mágico. Al mismo tiempo me surgían preguntas: ¿de dónde vino esta tradición?, ¿sucede en distintas partes del mundo?, ¿qué variaciones tiene?


¡Aquí viene la parte interesante!


Dentro de esta pequeña investigación me topé con un libro de la Dra. y artista Martie Geiger-Ho: "The Worship of Kiln Gods" From the Temples of China to the Studios of Western Potters. En el que, a partir de su interés por el tema, decide rastrear el mito pasando por textos ingleses, alemanes y franceses, llegando finalmente hasta Jingdezhen, cuidad conocida como capital china de la porcelana. Es ahí donde se encuentra el templo a Feng Huo Hsien, "el genio de la explosión del fuego" que, según los registros, es quizá la primer manifestación de esta creencia y posible catalizador de la mayor parte de las creencias actuales. Ahí te va la historia...


T'ung Bun era un alfarero que formaba parte de una comunidad en Jingdezhen. Un día, el tirano oficial eunuco Poon Seung, ordenó a dicha comunidad la fabricación de enormes y perfectas jarras de porcelana. Si sus demandas no eran cumplidas, la comunidad sería cruelmente castigada. Preocupado por la situación que los amenazaba a todos y consciente de la imposibilidad técnica de dichas piezas, T'ung Bun decide realizar un acto heroico de inmolación en el que se lanza voluntariamente al interior del horno, ofreciendo su vida a cambio de un resultado sin imperfección alguna... y lo obtuvieron. En agradecimiento, la comunidad lo deificó como Feng Huo Hsien, que significa "genio de la explosión del fuego", y construyeron un templo en su honor para que continuara cuidando las quemas.


Martie Geiger-Ho. Jingdezhen, 1999.
Escultura de Feng Huo Hsien. Geiger-Ho, 1999.

Si la historia es cierta o no, no se sabe con certeza. Lo que sí se puede deducir, según la teoría del historiador y académico Bai Kun, es que más que un acto de heroísmo, se trató de un terrible accidente en el que probablemente el horno colapsó y T'ung Bun cayó a su fatal desenlace. Este hecho habla de las condiciones que existían para los trabajadores de la industria cerámica de la época, quienes eran explotados sin la mayor preocupación por parte de los oficiales imperiales. Así, el suceso se convirtió en un símbolo de perseverancia que los llevaría a generar un profundo cambio social, logrando el reconocimiento de sus derechos civiles, con mejores pagas y trato más humanitario.


Hay muchos otros relatos con diferentes nombres y en diferentes lugares pero la esencia es la misma. A diferencia de China, en donde todos veneran una misma deidad regional con un protocolo establecido, en América no se venera una figura en específico, sino que cada ceramista crea su propio dios y sus rituales. Llegué a leer casos en los que incluso, les ofrecen pequeños vasos con bebidas alcohólicas entre otras cosas, para asegurar los mejores resultados.


Inspirada por estas creencias la propia Martie Geiger-Ho desarrolló una concepción artística de sí misma, un alter ego como su complementario arquetípico al que denomina "La Sacerdotisa de la Quema". Nacida dentro del horno, a partir de una grande y brillante pieza de porcelana en forma de huevo, la sacerdotisa no podía salir, pues la puerta estaba sellada, así que permitió ser exhalada a través de un hueco espía en forma de humo. Era tan delicada, que lentamente se desvanecía en la brisa del atardecer, hasta que vio a una mujer que trabajaba con sus manos el barro, creando figuras pequeñas a las que ofrecía con gran devoción su quema. Entonces comprendió que había encontrado a alguien que amara la arcilla tanto como ella y decidió permitirse habitar su cuerpo. De esta manera, podría proteger cada quema de todo peligro...


"Es por eso que algunas veces cuando la luna está alta y el horno sacude la tierra con su rugido, y su aliento de fuego vuela a través de la tarde fresca, si te acercas un poco, podrás ver la forma blanca y parpadeante de una mujer danzando entre las llamas".

-Martie Geiger-Ho, 2012 (fragmento de "The Priestess of the Kiln and the Lore of Fire: A Myth").


"Priestess of the Kiln: Self-portrait with orchids". Geiger-Ho, 1985.

Es evidente que los mitos surgieron a partir de la necesidad de los antiguos alfareros por tener una ventaja frente a las condiciones primitivas de sus quemas; fungiendo como súplicas por intervención divina ante el riesgo de ver su trabajo perdido. En la actualidad, con el amplio conocimiento de las materias y procesos de la cerámica, parecería que los guardianes de la quema no son más necesarios. Aún así, la tradición continúa, como un guiño de buena suerte, un homenaje a todos aquellos anónimos que han trabajado el material por milenios hasta llegar a nosotros, una forma de saciar nuestro lado supersticioso, el famoso "no vaya a ser".


Si bien las formas cambian de lugar a lugar, todo se reduce a un mismo propósito. El reconocer que no tenemos un control absoluto, conectar con la historia y las fuerzas que van más allá de nosotros, el hacer homenaje a un material tan mágico agradeciendo el tiempo que nos ha acompañado y el aprendizaje que se nos ha brindado a través de las generaciones. Por esta y muchas otras cosas es que la cerámica no deja de sorprenderme. ¡Ahora me toca hacerme el propósito de construir mi propio dios de la quema! Espero estarlo compartiendo pronto por cualquiera de mis redes.


Me queda cortito el post para toda la información histórica que tiene la investigación de Geiger-Ho. Te invito a leerlo si es que el tema te interesó. Aquí abajito te voy a dejar el link en donde puedes encontrar el e-book. Como en todos los otros posts, me encantaría escuchar tus reflexiones y opiniones. Déjame un comentario aquí abajo o escríbeme a mi correo, por instagram, ¡dónde quieras! El chiste es seguir conectando.


Me despido por esta ocasión 🙋‍♀️

¡Saludos!




 
 
 

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