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Raku-yaki: la felicidad en la cerámica.

  • Foto del escritor: MonMtz
    MonMtz
  • 13 dic 2019
  • 3 Min. de lectura

Hoy amanecí inspirada para escribir. ¿Será el frío?, ¿el té caliente que me acompañó llegando al taller?; ¿las ganas de distraerme un poco de modelar piezas? Yo creo que más bien es el pretexto perfecto para plasmar en algún lugar la fascinación e inquietud que últimamente me genera una técnica muy específica de la cerámica que, creo, puede ser interesante para cualquiera. Además, siempre que escribo de temas específicos aprendo más así que, aquí vamos.


Quiero platicarte acerca del Raku-yaki o Raku. Ésta es una técnica cerámica decorativa originada en Japón durante el s. XVI, en el período Momoyama. Raku también es el apellido que se le designó a la familia de su creador. En su versión original, consiste en la introducción de piezas de loza, arcilla roja, o chamota a un horno frío para cocerlas en ciclos cortos a bajas temperaturas (900-1000°C). Sí, en cerámica eso es baja temperatura 🙈. Una vez que están al rojo vivo, son sacadas del horno y puestas al aire libre o empapadas con agua para su enfriamiento. Este proceso somete al material a un fuerte choque térmico provocando efectos únicos en el esmalte y en el cuerpo cerámico. También existen otras variantes que han surgido con el paso del tiempo y sobretodo, con su llegada a Occidente.


Kanji de Raku. Significa "felicidad" "disfrute"

El desarrollo de esta técnica se lo debemos a un alfarero de nombre Chōjirō, fundador de la casa Raku, quien trabajaba en la corte fabricando piezas utilitarias para un maestro de la ceremonia del té. Influenciado por la filosofía del budismo zen y la técnica de cerámica china sancai, creó las primeras tazas tipo "chawan", unos cuencos sin asa, hechos a mano, irregulares, rústicos, monocromáticos (principalmente en negro y en rojo), austeros y muy delicados. En el Raku ninguna pieza es igual a otra; a través de ellas se busca un nuevo tipo de belleza, uno que exprese la individualidad de su creador.


Después de Chōjirō, sus descendientes han continuado la tradición por 15 generaciones más hasta el día de hoy.

Vasija de té fabricada por Chōjirō. Era Momoyama. S.XVI. Colección del Museo Egawa.

En 1960, un ceramista americano llamado Paul Soldner se sintió atraído por la técnica y decidió aventurarse a experimentar con ella. Se le ocurrió introducir una de las piezas recién sacadas del horno en unas hojas dando origen a la variante americana del Raku. En esta, las piezas también son sometidas a cocciones muy rápidas para ser retiradas del horno al rojo vivo. A diferencia de la versión japonesa, las piezas no se enfrían al aire libre sino que se introducen a una cámara o atmósfera de reducción. ¿Y qué es eso? Básicamente es un espacio privado de oxígeno para la combustión. Se puede utilizar un bote de aluminio cualquiera que contenga tiras de periódico o de aserrín. Cuando la pieza caliente entra en contacto con estos materiales, se enciende y todo empieza a consumirse, entonces se cubre con más periódico/aserrín y se tapa el bote. La combustión ya no tendrá manera de obtener oxígeno del exterior y comenzará a tomarlo de los elementos dentro del bote cambiando por completo la manera en la que reaccionan.


Aquí te dejo un video cortito para ilustrar lo anterior:



¡Y está bien padre! Porque ese proceso logra efectos muy interesantes e irrepetibles en las piezas: iridescentes, metálicos, craquelados, etc... Algunos ceramistas también utilizan pelo de caballo y plumas para decorar las superficies. Éstas se colocan sobre la pieza caliente para que se quemen y queden marcadas de forma muy particular. Te dejo aquí abajo algunos ejemplos para que los veas.



Cabe mencionar que aunque originalmente se utilizaba para producir utensilios, no es recomendable para ello pues el cambio brusco de temperatura genera fallas en los materiales que pueden llegar a filtrarse y acumular bacterias o liberar partículas tóxicas.


Las piezas de Rakú, actualmente son de carácter puramente decorativo.


El Raku es emocionante, arriesgado, dinámico, impredecible, misterioso y sobretodo, sumamente hermoso. Su kanji representa la felicidad, el disfrute y ¿quién no va a disfrutar con semejante proceso? ¿Quién no se va a sentir feliz viendo piezas como éstas terminando la quema? ¡Me causa mucha intriga y muero de ganas por intentarlo! Por mientras, me vuelvo loca viendo trabajos de algunos artistas contemporáneos que han logrado dominar esta técnica. Te comparto estas fotografías de una de mis favoritas, Natalya Seva.



Espero muy pronto poder estar escribiendo acerca de mi propia experiencia Raku. Mientras tanto, nos leemos en el próximo blog.



 
 
 

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